“Me llamaron de Clece en febrero. En marzo tendría que haber dejado la casa. Fue como si te tiraran un bote salvavidas”. Así recuerda Isaac el momento en el que encontró empleo después de afrontar años en los que se sucedieron las complicaciones personales y profesionales. “Decirme de un día para otro que no voy a poder utilizar mi cuerpo, cargar o hacer esfuerzo físico. Para mí fue un shock. No me lo creía. Me costó dos años presentar los papeles de la discapacidad” recuerda. En 2012 comenzó a trabajar en Talher, filial de servicios Medioambientales de Clece. “El trabajo te puede cambiar la vida totalmente. El ser humano necesita sentirse útil. Cuando tienes una discapacidad, te ves en esta situación y te dan un trabajo, la alegría es inmensa. Por ti y por tu familia” afirma.